miércoles, 10 de noviembre de 2010

De tolerantia

Nunca como en estos últimos tiempos el verbo tolerar ha estado tan de moda. Todo parece girar en torno a la tolerancia. A simple vista parece un término bonito y agradable, pero en realidad conlleva una carga negativa bastante grande.

Tolerar es palabra latina y significa originariamente soportar un peso, sostener una carga, soportar, resistir a algo o a alguien, contrastar. La Real Academia, tan "tolerante" ella que permite ya cualquier cosa con tal de presentarse accesible y amable con todos y con todo, explica este verbo con cuatro acepciones:

1. tr. Sufrir, llevar con paciencia.
2. tr. Permitir algo que no se tiene por lícito, sin aprobarlo expresamente.
3. tr. Resistir, soportar, especialmente un alimento, o una medicina.
4. tr. Respetar las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias.

La primera parece que invoca a la resignación, por tanto sentido negativo. Atendiendo a la segunda podemos llegar al delito, pues lo ilícito a menudo es condenable. La tercera posee una carga bastante negativa en cuanto pone a prueba algo o alguien, por tanto lo fuerza. La última es la más suave y la más engañosa.

Supongo que sea a esta última acepción a la que se refieren los que predican la tolerancia como virtud. Siento discrepar de la RAE pero puestos a tolerar yo tolero sólo a las personas (y a algunas con mucho esfuerzo). No tolero "las ideas, creencias o prácticas de los demás" cuando atentan contra la vida o la inteligencia, por poner sólo dos casos.

Tolerar es, para mí, sinónimo o de ignorancia o de debilidad y por tanto no es virtud sino vicio. Y creo que es precisamente esto lo que no entienden los predicadores del "todo vale". Su "tolerancia" consiste en reclamar y exigir el respeto, pero no el permitir que se les critique, o peor aún que alguien ose a contraponer ideas, criterios y razonamientos diversos.

Lo peor, no obstante, del pensamiento tolerante es la manía de legalizarlo todo. Nos encontramos, por tanto, principalmente en Occidente, con una cantidad de leyes absurdas e injustas que nacen simplemente por el estúpido y cobarde espíritu de las clases políticas dirigentes de permitir todo. Parece que sólo quien se queja tiene derecho a que sus prerrogativas sean atendidas. Gritan las feministas, se despenaliza el delito del aborto. Y así muchos otros temas, que irán saliendo poco a poco en este blog, más o menos lesivos contra la dignidad de la persona.

Por tanto, os invito a dejar de conjugar en exceso el verbo tolerar y a emplear otros más útiles y nobles: pensar, razonar, rebatir, exponer, defender, proponer. 

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