lunes, 1 de noviembre de 2010

Filosofía (I)

"Es vano el discurso del filósofo que no se preocupa
de ninguna pasión humana.
Así como no hay ninguna necesidad de la medicina
que no libere el cuerpo de sus males,
del mismo modo no sirve la filosofía
que no libera el alma de sus preocupaciones."
Epicuro, Fragmentos, I.

Me apasiona la filosofía antigua, debe ser una deformación profesional. Reconozco que no es conveniente reducirse a ella y querer encontrar en los clásicos respuesta para las cuestiones que nos puedan interesar. Ciertamente la filosofía no termina con la época clásica, pero no es menos cierto que las principales inquietudes humanas han sido tratadas por ellos.

Para gran parte de los filósofos antiguos, principalmente después del gran Aristóteles, la filosofía es algo práctico. De nada sirven las divagaciones especulativas si no se traducen en una mejoría de la vida del hombre y del entorno en el que vive.

Epicuro, como tantos otros, lo entiende bien cuando establece el símil entre filosofía y medicina en el fragmento que encabeza la entrada de hoy. No obstante, la filosofía no ofrece recetas para los males del hombre, más bien prepara al hombre para que busque respuestas que le liberen de sus pasiones (así, en cursiva, para recordar que el término pasión, en filosofía, tiene poco que ver con la idea judeocristiana del mismo).

Poco a poco iré compartiendo alguna de las intuiciones geniales de estos grandes personajes que Rafael inmortalizó en "La Escuela de Atenas"


curiosamente enfrente de "La disputa del sacramento"


no sé si para completarse o para oponerse... seguiremos indagando.

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