martes, 1 de febrero de 2011

Filosofía literaria española

"en realidad, el español solamente es capaz de encontrar su equilibrio,
de conservar la fluidez de su vida por la poesía,
por el conocimiento poético de las cosas
y los sucesos que le incorporan a la marcha del tiempo.
Si se hace racionalista se encierra,
pierde su fluidez y se hace absolutista;
reaccionario, enemigo de la esperanza."1




Esta frase de María Zambrano me ronda en la cabeza desde hace algunas semanas, cuando inicié la lectura de "Unamuno"2, obra que escribió probablemente en 1941 y que es cronológicamente el primer ensayo escrito acerca de D. Miguel.

Para comprender mejor lo que Zambrano comenta sobre Unamuno, dediqué algo más de un par de tardes a leer alguno de los últimos artículos que se han escrito sobre esta gran y poco conocida filósofa española. Precisamente en uno de esos artículos encontré la frase del encabezamiento y supe que el sentido de "poesía" y "conocimiento poético" en el pensamiento de Zambrano se refiere a toda la literatura, a cada uno de sus géneros, no exclusivamente a la poesía como tal.

La primera idea o relación que me surgió entonces -a veces el cerebro te juega malas pasadas- fue el célebre discurso de José Antonio Primo de Rivera en el que explicó los principios fundamentales de la Falange. De esta intervención, cuya lectura recomiendo aunque ni el autor ni gran parte de su contenido nos convenza, recordaba yo vagamente la alusión a la poesía como instrumento de transformación y que ahora cito literalmente: "A los pueblos no los han movido nunca más que los poetas, y ¡ay del que no sepa levantar frente a la poesía que destruye, la poesía que promete!".

Lógicamente no pretendo unir a estos dos autores, María Zambrano y José Antonio, diametralmente opuestos en muchas cosas. No obstante, me resultaba curioso constatar esta común referencia a la literatura/poesía como elemento constitutivo del alma española, en cuanto a motor o al menos impulso del pensamiento y como parte integrante de su idiosincrasia.

Quienes sí coinciden en lo fundamental son Unamuno y Zambrano, representantes del pensamiento poético más sublime de la filosofía española3

Y esto es lo que siempre me ha apasionado de la filosofía española del siglo XX, al menos hasta que llegaron, en las últimas décadas, ciertos personajes que la fueron convirtiendo (salvo honrosas excepciones) en profesión y no en vocación. Una filosofía que se mantiene alejada, no por ignorancia sino por convencimiento, de las corrientes idealistas, excesivamente teóricas y demasiado poco antropológicas. Una filosofía encarnada y preocupada por el hombre, por el entorno en el que éste vive y por su futuro. Una filosofía, en definitiva, práctica, ética, al modo de los clásicos, desde Platón, cuya filosofía no es otra cosa sino política, hasta el estoicismo.

Pretendo pues con esta entrada en el blog animar al amable lector a dedicar un poco de su tiempo al estudio de estos grandes "clásicos" de la filosofía española contemporánea: Unamuno, Ortega, Zambrano, Marías, por citar sólo a algunos4.

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1 María Zambrano, Pensamiento y poesía en la vida española, en Id., Obras reunidas, Madrid: Aguilar, 1971, p. 295-296.
2 María Zambrano, Unamuno, edición e introducción de Mercedes Gómez Blesa. Barcelona: Debols!llo [Random House Mondadori], 2003.
3 Este tema lo iré tratando, como tantos otros, más adelante en este mismo blog.
4 Exclúyase, por supuesto, de este grupo de "clásicos" a José Antonio, del que basta el discurso citado (aunque merecería un detenido estudio por lo que significó en la política española del siglo XX).

1 comentario:

  1. Sin duda alguna Unamuno y todos los regeneracionistas plantearon una filosofía menos idealista y más antropológica ya que nadie se aclaraba que demonios era España, en el fondo hoy tampoco nadie lo sabe y son los menos lo que lo sienten. Yo personalmente no encuentro lo poético de las cosas en el patriotismo o en el concepto tradicional del patriotismo.

    Por cierto en Málaga el nombre de María Zambrano es conocido ya que la estación de tres Vialia lleva su nombre y en ella están los cines y demás.

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